More by Nicolás Gómez Dávila:
No esperemos que la civilización renazca, mientras el hombre no vuelva a sentirse humillado de consagrarse a tareas económicas.
Uno a uno, talvez los hombres sean nuestros prójimos, pero amontonados seguramente no lo son.
Aun cuando la desigualdad no fuera imborrable, deberíamos preferirla a la igualdad por amor a la policromía.
La democracia sólo tolera dos partidos: el vocero de las ideas estúpidas, el protector de las codicias sórdidas.
Generalizar extiende nuestro poder y empobrece nuestro espíritu.
Los tres enemigos del hombre son: el demonio, el estado y la técnica.
La difusión de la cultura tuvo por efecto capacitar al tonto a parlotear de lo que ignora.
Al que anda a caza de una explicación cabal del mundo aconsejémosle que la invente. Para que corra menos riesgo de creer en ella.
Los especialistas no pueden comunicarse mutuamente las particularidades que verdaderamente saben, sino las generalidades que erróneamente creen saber.
Donde es posible decir lo que se quiere, nadie se da el trabajo de decir solamente lo que importa.
El historiador debe atenerse a lo probable, sin cerrarse a lo imposible.
Los conservadores actuales no son más que liberales maltratados por la democracia.
Los medios actuales de comunicación le permiten al ciudadano moderno enterarse de todo sin entender nada.